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¿Quiénes son los Sólo Jesús o Pentecostales Unicistas?


En este estudio se verá la historia y enseñanzas de los Sólo Jesús a la vez que se contrastarán sus enseñanzas con la enseñanza bíblica e histórica del cristianismo tradicional.

En Chile, algunas iglesias Sólo Jesús reciben el nombre de: "Apostólicos y Pentecostales", "Iglesia de Dios Voz en el Desierto", "Iglesia Pentecostal del Nombre de Jesús Chile", "Iglesia Pentecostal Unida del nombre de Jesús", "Iglesia Apostólicos del Nombre de Jesús", entre otros.

Iglesia evangélica del Todopoderoso

Historia del movimiento

Corría el año 1914, había estallado la I Guerra Mundial, los Testigos de Jehová estaban ocupados en anunciar que ése era el año del regreso de Jesús, Mahatma Gandhi volvía a la india en apoyo al gobierno y, en Roma, el nuevo papa Benedicto XV se sentaba en la cátedra de San Pedro. En medio de este bullicio de actividad mundial, nació en Estados Unidos un nuevo movimiento religioso, conocido como pentecostalismo unicista o de Sólo Jesús.

El movimiento se gestó en las Asambleas de Dios, un movimiento pentecostal que a su vez acababa de nacer en Azusa Street (Los Ángeles) en 1906.

El impulso que causó el arranque de lo que pronto vendría a llamarse “unicista” (inglés: one-ness) o Sólo Jesús fue un campamento realizado en 1913 en Arroyo Seco, en las afueras de Los Ángeles. William Menzies escribe:

“El predicador principal en la reunión campestre era la Sra. Mary Woodworth-Etter, pero el predicador que inesperadamente hizo estallar el volcán fue el Sr. R. E. McAlister. En una reunión de bautismos celebrada cerca de la tienda principal del campamento, el hermano McAlister dejó caer la observación de que los apóstoles siempre bautizaban a sus convertidos en el nombre de Jesús y que las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo nunca se utilizaron en el bautismo cristiano. Cuando escucharon esto, un estremecimiento conmovió a los predicadores que se encontraban en la tarima…”

El estremecimiento se vio seguido de muchos colapsos posteriores. Cuando McAlister fue informado de que su afirmación tenía algunas connotaciones heréticas, intentó clarificar lo que había querido decir, pero sus palabras ya habían tenido su efecto. Un tal John Sheppe se vio inspirado para tener una noche de oración y reflexión, considerando las palabras del predicador. David Reed cuenta:

“A primera hora de la mañana, [John Sheppe] corrió por el campamento gritando que el Señor le había mostrado la verdad sobre el bautismo en el nombre de Jesucristo. Muchos escucharon y, sin tardar, muchos creyeron.”

Una segunda persona que escuchó la predicación de McAlister fue un predicador de origen australiano, Frank J. Ewart. Tras pasar mucho tiempo con McAlister después del avivamiento y después de considerable estudio de las Escrituras, Ewart decidió empezar a enseñar sus nuevas opiniones a un mundo expectante. El 15 de abril de 1914, Ewart levantó una carpa en Belvedere, cerca de Los Ángeles, y predicó un sermón sobre la fórmula bautismal de Hechos 2:38, comparándola con Mateo 28:19. La conclusión de Ewart fue que la Biblia enseñaba que el bautismo sólo en el nombre de Jesús era la única fórmula bautismal verdadera y doctrinalmente correcta, en términos de doctrina, para el bautismo. Reed nota acertadamente que “la revelación unicista fue inicial y principalmente un descubrimiento del uso del nombre de Dios en el bautismo cristiano”

El bautismo en el nombre de Jesús no era algo extraño. Algunos ministros pentecostales (Howard Goss y Andrew Urshan) habían iniciado esa práctica en años anteriores. ¿Cuál era la diferencia, si la había, con el énfasis de Ewart? “Este fue el primer bautismo público que usaba la forma apostólica de recibir su razón de ser desde una teología más completa del carácter y del nombre de Dios”

En otras palabras, hasta ese momento Mateo 28:19 y Hechos 2:38 eran fórmulas bautismales intercambiables. La referencia de ambos pasajes se creía prácticamente equivalente. Sin embargo, a través de la influencia de Ewart y otros, se desarrolló un enfoque totalmente nuevo, es decir, que el bautismo tenía que realizarse exclusivamente “en el nombre de Jesús sólo”. El 15 de abril de 1914, Ewart y uno de sus primeros convertidos, Glenn A. Cook, se rebautizaron mutuamente con la nueva fórmula bautismal.

Para referirse al nuevo movimiento se usaron varios nombres: la “Nueva Declaración” (inglés: New Issue), movimiento “Sólo Jesús”, “Nombre de Jesús”, “Apostólicos” o “Pentecostalismo Unicista”.

En 1915 Sólo Jesús se había extendido desde el sur de los Estados Unidos hasta Canadá. Dos importantes pastores de las Asambleas de Dios, J. Roswell Flower y E. N. Bell se enfrentaron al nuevo movimiento. El primero denunció su carácter herético principalmente porque negaba la trinidad. El último fue más conciliador y permitió el bautismo en el nombre sólo de Jesús pero desaprobó la necesidad de bautizarse otra vez. Sorprendentemente, Bell se entregó al unicismo en verano de 1915. El bastón del liderazgo pasó exclusivamente a manos de Flower, que continuó publicando en contra del movimiento, principalmente a través del Weekly Evangel y el Word and Witness. Un importante pastor pentecostal de color, Garfield Haywood, también se convirtió en fuerte defensor de Sólo Jesús, llevando consigo a muchos de su gente hacia la nueva teología.

El abandono de un importante número de pastores y miembros de las Asambleas de Dios hacia el nuevo movimiento resultó en la polarización de las dos fuerzas opuestas del pentecostalismo. Los trinitarios (casi exclusivamente Flower) ofrecieron una vehemente apología de la posición de que Mateo 28:19 y muchos otros pasajes de la Escritura evidencian claramente que Dios es uno en ser, pero comprende tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que el bautismo debe practicarse en el nombre del trino Dios. Los convertidos a Sólo Jesús, por su parte, argumentaban que el bautismo no es efectivo a menos que se realice en el nombre sólo de Jesús.

Amenazadas por un peligroso cisma, las Asambleas decidieron reunirse en el Tercer Concilio, en octubre de 1915. El tono general del encuentro fue conciliador y ningún bando consiguió convencer al otro de su respectiva posición. Sin embargo, la falta de una acción decisiva benefició a los trinitarios. La controversia pareció haber despertado a la “mayoría silenciosa” de pentecostales de todo el país que cada vez más se pusieron del lado de la ortodoxia y mantuvieron la fórmula bautismal trinitaria. Con el tiempo, Bell regresó a las Asambleas y volvió a apoyar la campaña de Flower.

La nota pacífica con que concluyó el tercer concilio fue, no obstante, poco duradera. Meses después de clausurarse la sesión final, volvió a brotar la controversia. Flower recibió amenazas y advertencias de que caería sobre él un desastre espiritual si se oponía al movimiento. Pero la unidad de las filas trinitarias resultó ser una defensa decisiva contra los precursores de Sólo Jesús, que fueron progresivamente adquiriendo la etiqueta de cismáticos. La asamblea general de 1916, celebrada en San Luis (Misouri), fue obligada de nuevo a afrontar el nuevo movimiento y a proponer una formulación doctrinal en respuesta. Se presentó para la aprobación de la plenaria una declaración de verdades fundamentales que claramente articulaban una teología antiunicista. Esto ya era un hecho audaz en sí mismo puesto que el primer concilio, en 1914, se había pronunciado en contra de la formulación de cualquier fórmula, credo o declaración como contraproducentes con la obra del Espíritu Santo. El resultado de la decisión conciliar de mantener la doctrina tradicional de la trinidad produjo el abandono inmediato de 156 ministros y sus congregaciones. Sin embargo, como suele suceder en estos casos, los cismas generan nuevos movimientos, y Sólo Jesús no fue la excepción.

Algunos dirigentes relevantes de Sólo Jesús se reunieron en 1916 en Eureka Springs (Arkansas), y formaron la Asamblea General de Asambleas Apostólicas (GAAA). Casi todos los pastores que habían dejado las Asambleas de Dios se integraron en la GAAA. Surgieron complicaciones inmediatamente a causa del tiempo que tardaron en constituir la nueva organización. Había estallado la I Guerra Mundial y la GAAA no pudo proporcionar credenciales para los pastores que las necesitaban.

Haywood introdujo a los miembros de la GAAA en una pequeña organización llamada Asambleas Pentecostales del Mundo (PAW). Formada en 1906 en el área de Los Ángeles, la organización estaba deseosa de abrazar la teología del unicismo y así lo hizo. En 1918 las PAW y la GAAA se unieron para formar la primera agrupación unicista importante, conservando el nombre de Asambleas Pentecostales del Mundo. El sueño y filosofía de gobierno que tenía Haywood para las PAW era ver a la organización con plena integración racial. No obstante, este ideal se encontró con un claro fracaso a causa de las ásperas relaciones raciales, especialmente en el sur. Las PAW sufrieron fragmentación en los años posteriores a 1924 y se formaron muchos grupos regionales durante esa época. Las teologías de cada una de estas pequeñas sectas variaban significativamente.

En 1931 se produjo en una conferencia celebrada en Columbus (Ohio), un intento de reunir a las sectas unicistas. El progreso fue de hecho el propósito de la conferencia. En noviembre de 1931 se realizó una unión entre las sectas segregadas racialmente, con el resultado de la formación de las Asambleas Pentecostales de Jesucristo (PAJC). Esta organización, sin embargo, no pudo evitar que algunos de los líderes de color siguieran sospechando de los motivos que había tras la nueva unión. Este último grupo decidió permanecer en las PAW.

Las dos organizaciones blancas principales, la Iglesia Pentecostal Inc. (PCI) y las PAJC, intentaron continuamente conseguir la unión en los años treinta y cuarenta. Los esfuerzos resultaron fructíferos en 1945 con la formación del mayor de los grupos pentecostales unicistas, la Iglesia Pentecostal Unida (UPC). La UPC creció rápidamente y pronto integró a casi la mitad de los unicistas. Actualmente la UPC dispone de nueve escuelas bíblicas y su sede está ubicada en San Luis (Misouri). Muchas de sus doctrinas coinciden con las de las Asambleas de Dios, pero con la gran diferencia de su antitrinitarismo. La UPC mantiene un pietismo mucho más riguroso que las Asambleas de Dios, con algunas características claves como su código de estricta santidad en cuanto a ropa y conducta.

Un tercer grupo principal surgió en 1971. Este grupo, llamado Comunidad Cristiana Apostólica del Mundo (AWCF) se situó cerca de la UPC y las PAW como uno de los tres grupos principales de Sólo Jesús. El reverendo Worthu Rowe proporcionó el empuje para la formación de la AWCF. Su padre, G. B. Rowe, había sido excomulgado de la UPC por lo que se consideró una cristología errónea. Dado que su hijo no se retractó de las enseñanzas de su padre, también fue excluido de la comunión en la UPC. Sin ser reconocido por la UPC como una expresión legítima de la teología unicista, la AWCF ha obtenido, sin embargo, el reconocimiento y el respeto de muchas otras sectas unicistas en Norteamérica y en el mundo.

D. A. Reeds resume la corta pero significativa historia del unicismo con las siguientes observaciones:

“Como el movimiento Sólo Jesús en general, se puede encontrar un pequeño segmento de creyentes unicistas al margen. Hay numerosas iglesias independientes que no están afiliadas a organización alguna y están pastoreadas por un solo responsable… algunas de las iglesias encantadoras de serpientes de Virginia Occidental, Tennessee y Kentucky mantienen algún tipo de credo unicista”

Enseñanzas

La esencia del pentecostalismo Sólo Jesús es una teología, rigurosamente aplicada, que se centra en torno al “nombre” de Dios. McAlister parece haber sido el primero en señalar que en el Nuevo Testamento las palabras “Padre, Hijo y Espíritu Santo” simplemente no se utilizaban en los bautismos de cristianos. La norma para el bautismo era más bien el uso del “nombre de Jesús” de acuerdo con Hechos 2:38. La labor de McAlister, Sheppe, Ewart y otros de los primeros defensores de una doctrina del bautismo en el nombre de “Sólo Jesús” fue la reconciliación de Hechos 2:38 con Mateo 28:19, donde los nombres Padre, Hijo y Espíritu Santo son mencionados en conexión con el bautismo. La discrepancia la resolvieron los pensadores unicistas cuando entendieron que al usar la palabra nombre en Mateo 28:19 para significar Padre, Hijo y Espíritu Santo simplemente se estaban dando nombres singulares para Jesús. Así pues, la fórmula bautismal de Hechos sirvió como norma para todos los bautismos.

El paso siguiente fue, lógicamente, la negación de la propia trinidad. Este “unitarianismo pentecostal”, como algunos lo llaman, estaba hecho del mismo molde que el monarquianismo modalístico basado en la teología veterotestamentaria de la unidad y unicidad de Dios. El shemá hebreo, “Oye, Israel: Jehová es nuestro Dios, Jehová uno es” (Dt.6:4) llevó a la convicción de que la presencia de Dios se manifiesta de forma singular. Cualquier referencia a una expresión trinitaria o biunitaria de la deidad tiene que entenderse en términos de manifestaciones diversas de Dios en diferentes momentos en la historia revelada.

Sin embargo, el menos en un sentido, no es del todo preciso etiquetar a los pentecostales unicistas como “unitarios”. La Asociación Unitaria Universalista niega la trinidad esencialmente porque niega la deidad de Cristo. Por el contrario, el movimiento Sólo Jesús niega la trinidad pero al mismo tiempo afirma la deidad de Cristo, porque Cristo representa la completa manifestación de Dios: “En él [Cristo] habita corporalmente toda la plenitud de la deidad” (Colosenses 2:9). La doctrina de la trinidad parecía negar y/o debilitar esta plena revelación de la deidad en Cristo al admitir revelaciones adicionales de Dios en otras personas. En otras palabras, ¿Cómo iba a ser la revelación de Dios en Cristo una verdadera plena revelación si Dios se revelaba o manifestaba simultáneamente en otras personas distintas?

Reed señala que la teología unicista tiene un inconfundible sabor judío:

“La verdad sobre Dios y Cristo para los pentecostales unicistas tiene sus raíces en la doctrina del Antiguo Testamento sobre Dios y en la doctrina frecuentemente descuidada, del nombre de Dios. Cualquier pluralidad en la naturaleza de Dios se rechaza vehementemente sobre la base del monoteísmo radical del Antiguo Testamento (por ej. Dt.6:4, Is. 43:10). Y los conceptos de naturaleza y nombre están unidos por la antigua noción de que una persona y su nombre sin inseparables. El nombre sirve para revelar la persona. Así pues, todo el poder que posee una persona puede obtenerse y demostrarse a través de su nombre”

El último punto que señala Reed es crucial para entender la teología de Sólo Jesús. El nombre de Dios en el Antiguo Testamento, Yahvé, Jehová o YHWH (sin las vocales), se consideraba tan sagrado y santo como Dios mismo. En la dispensación neotestamentaria, el nombre sagrado de Dios es Jesús. Así como el tetragrama YHWH, Jehová, significa que Dios es absolutamente santo de acuerdo con su divina esencia, el Nuevo Testamento asigna a Jesús un nombre que se corresponde con su naturaleza: Jesús o Yeshua, significa “Jehová salva”. Según Mateo 1:21, el nombre Jesús le fue dado al divino Hijo nacido de María porque él iba a salvar a su pueblo de sus pecados. El nombre y la naturaleza van de la mano. En el Antiguo Testamento el nombre de Dios era Yahvé y ahora su nombre esencial es Jesús. Así pues, el bautismo, la oración o cualquier otro acto sagrado tiene que realizarse en el nombre de Dios tal como Él lo ha manifestado en el presente, es decir, en el nombre de Jesús solamente. Una importante diferencia entre el monarquianismo modalístico del unicismo y el monarquianismo clásico es que mientras este último enseñaba que Dios se manifestó a sí mismo en tres modos diferentes (Padre, Hijo y Espíritu) en épocas cronológicamente distintas, los teólogos unicistas enseñan que las tres manifestaciones están presentes en el mismo momento.

Es tan fuerte la convicción de que el único bautismo correcto era el “bautismo en el nombre de Jesús” que los defensores de Sólo Jesús se rebautizaban según la nueva fórmula, negando la legitimidad de sus anteriores bautismos trinitarios. Esto llevó a la discordia con los pentecostales trinitarios y fue tal vez una de las razones más importantes para las fuertes reacciones de estos últimos contra sus compañeros unicistas.

Según el Dr. Menzies, los dirigentes de las asambleas de Dios “concluyeron que la nueva revelación no era más que la resurrección de una vieja herejía”. La herejía a la que el unicismo más se aproxima según el cristianismo tradicional es el nestorianismo, al menos en cuanto a su cristología. Nestorio, había enseñado que las dos naturalezas de Cristo, divina y humana, aunque estaban mutuamente relacionadas, podían en realidad distinguirse claramente como dos tablas pegadas con cola. La condena de la iglesia al nestorianismo como herejía, en el Concilio del 431 en Éfeso, se basaba en una serie de problemas, uno de los cuales era que, al separar las dos naturalezas de Cristo, el nestorianismo no dejaba lugar para entender cómo la encarnación podía describir la comunicación de los atributos divinos y humanos entre sí de una forma sensata. El Concilio de Calcedonia (451) propuso la cristología tradicional aceptada por todas las iglesias ortodoxas, que declara: “Confesamos a uno y el mismo Jesucristo, el Hijo y Señor unigénito en dos naturalezas sin mezcla, sin cambio, sin división y sin separación”. Dicha formulación permitió a la iglesia entender cómo los aspectos humanos de la naturaleza de Jesús se relacionaban con los divinos. Por ejemplo, ¿Cómo podía la sangre humana limpiar del pecado (1 Jn. 1:7)? Al confesar que los atributos humanos y divinos se comunican de tal manera que cada uno participa de las propiedades del otro, la iglesia podía reconocer cómo la sangre de un hombre podía ser salvífica.

La tendencia hacia el nestorianismo siempre ha tenido influencia en algunas cristologías protestantes y no es menos cierta en el pentecostalismo. El pentecostalismo unicista crea de forma muy singular el vínculo necesario entre las naturalezas divina y humana de Cristo mediante el concepto de la “teología del nombre”. En otras palabras, el nombre de Dios, “Jesús”, está acompañado por todos los atributos que proporcionaron el nexo necesario entre las separadas y distintas naturalezas de Cristo. La cristología nestoriana continúa dominando el pensamiento unicista.

La escatología de los pentecostales Sólo Jesús es tan variopinta que resulta enormemente difícil establecer una línea doctrinal clara y distintiva. Está compuesta por la naturaleza anticredo de todas sus numerosas sectas. Sin embargo, su convicción básica es que la condición de Jesús como hijo es solo temporal: algún día Dios dejará el nombre “Jesús” y asumirá un nuevo nombre que implicará nuevas características y atributos. Esta idea, dondequiera que se afirme o crea, deriva del nomarquianismo modalístico condenado como herético por la iglesia tradicional en los siglos III y IV. La naturaleza distintiva de las tres personas en un Dios y de un Dios en tres personas se confiesa en las iglesias que mantienen el Credo de los Apóstoles, el Niceno y el Atanasio como articulaciones adecuadas de la ortodoxia.

La teología del nombre también explica las importantes implicaciones para cada cristiano. A partir del nombre de Jesús se desprenden los diversos aspectos y características de la naturaleza de Dios: conocer a Dios es conocer el nombre o, más bien, quien quiera conocer a Dios tiene que conocer el nombre. En efecto, el nombre de Dios es de suprema importancia en todas las áreas y dimensiones de la vida cristiana. Es así para el bautismo en que el nombre y el nuevo nacimiento son inseparables. Por eso, el bautismo adquiere una importancia diferente a la del bautismo por agua de los grupos pentecostales trinitarios. Para estos últimos, la soteriología consta de dos estadios: 1) Arrepentimiento y fe acompañados del bautismo en obediencia al mandamiento de Jesús (Mt.28:19; Mr.16:16), y 2) el ser llenos del Espíritu como una gracia subsiguiente (Hch.2:4-13). Para los Sólo Jesús, la soteriología se desarrolla en un proceso de tres pasos. La dimensión añadida consiste simplemente en el énfasis sobre el bautismo como un signo externo a través del cual uno puede apropiarse del nombre de Dios (Jesús). Para los unicistas, el bautismo en el nombre de Jesús es una necesidad absoluta. En consecuencia, los pasos de su soteriología son: 1) Arrepentimiento y fe, 2) Bautismo en el nombre de Jesús, y 3) el don de la plenitud del Espíritu Santo. Al menos una de las tradiciones unicistas se amolda a la teología bautismal convencional de las Asambleas de Dios al enseñar que la conversión y el nuevo nacimiento son concomitantes.

El pentecostalismo unicista es esencialmente premilenial en su escatología. Muchos mantienen la esperanza en que serán arrebatados del mundo antes del principio de un periodo de siete años de tribulación y persecución que tendrán que sufrir todos los que quedan en la tierra.

Conclusión

Muchos libros, folletos y artículos que cuentan la historia del pentecostalismo en Norteamérica resumen bastante bien la singular y peculiar historia de Sólo Jesús. Aunque la Nueva Declaración (New Issue) de principios de siglo se ha convertido más bien en una vieja declaración, desde el principio desechada como herética entre las Asambleas de Dios, continúa siendo un movimiento muy extendido en la rica variedad de la experiencia religiosa americana. El mayor y más influyente grupo Sólo Jesús sigue siendo la UPC.

Dado que el unicismo rechaza la doctrina tradicional cristiana de la trinidad y otorga al sacramento del bautismo con una teología distinta a la que se ha creído, enseñado o confesado entre la ortodoxia a lo largo de los siglos, tiene que ser considerado en última instancia como una secta herética por todas las iglesias cristianas que se adhieren a los credos ecuménicos. Sin embargo, como ya hemos mostrado, su antitrinitarismo no es una expresión de inclinación contra la deidad de Cristo: irónicamente, se trata de todo lo contrario, ponen un fuerte acento en la absoluta deidad de Jesús como Dios. Por esta razón, algunos defensores del unicismo están más dispuestos a reconocer a los trinitarios como verdaderos cristianos que viceversa.

Fuente:

MATHER George A., NICHOLS Larry A., Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo, CLIE, Barcelona, p. 377-382

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