La Encarnación
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La encarnación se considera con toda propiedad como uno de los siete eventos principales en la historia del universo, desde el principio de la historia hasta el fin. El siguiente es el orden cronológico de dichos eventos:
La creación de las huestes angelicales.
Colosenses 1:16: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él."
La creación del universo material y del hombre.
Génesis 1:1-31: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto."
La Encarnación
Juan 1:14 "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad."
La muerte de Cristo
Juan 19:30 "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu."
La resurrección de Cristo
Mateo 28:5-6 "Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor."
La segunda venida de Cristo
Apocalipsis 19:11-16 "Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES."
La creación de los nuevos cielos y la nueva tierra
Apocalipsis 21:1 "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más."
Isaías 65:17 "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento."
Estos eventos estupendos no solo constituyen los más grandes planes divinos, sino que cada uno de ellos en su turno indica el comienzo de un avance nuevo e inmensurable en el programa maravilloso de realizaciones divinas. La encarnación no es de ningún modo el menor de los eventos de esta serie, pues no es menos que el gran evento de profunda significación mediante el cual la segunda Persona de la eterna Divinidad entró en la esfera humana, se hizo participante de los elementos humanos - cuerpo, alma, espíritu - con el determinado propósito de seguir siendo participante de todo lo que es humano por toda la eternidad. Es cierto que en Él, lo que era mortal se vistió de inmortalidad (1 Timoteo 6:16 "el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén."), y que Él ha sido glorificado y es glorificado con la infinita y suprema gloria (Efesios 1:20,21 "la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero;" / Filipenses 2:9-11 "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." / Hebreos 1:3 "el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,")
Ciertamente, desde el punto de vista divino, el descenso de la segunda Persona de la Trinidad, desde las inefables alturas de los cielos donde moraba en la eternidad a la esfera habitada meramente por las criaturas de su mano, para poder elevar a estas criaturas a la gloria eterna, constituye un evento de infinita importancia. Esta experiencia decisiva y que no ha de repetirse en la existencia eterna de la segunda Persona, que por sí sola está más allá del alcance de la comprensión humana, en tanto que su efecto sobre aquella compañía de redimidos tomados de entre sus criaturas, los cuales, por medio del derecho inherente establecido mediante su venida a la esfera humana, han de ser presentados finalmente conforme a su imagen, constituye una realización de extraordinaria importancia, ya sea que esta realización la evalúen los moradores de la tierra o los principales ángeles del cielo.
La importancia trascendental de esta doctrina se puede ver en la verdad de lo que es el único Dios Hombre y lo que hace, todo lo cual se basa en la realidad de su encarnación: su Deidad esencial, su humanidad, su Personalidad y su nacimiento virginal son factores constituyentes de la Persona del Dios Hombre.
La doctrina de la encarnación es una revelación de carácter muy puro y en ningún otro aspecto tiene que depender el estudiante tanto de la Palabra de Dios como cuando estudia esta doctrina. Por lo menos se nos revelan siete razones principales de la encarnación:
PARA QUE PUDIERA MANIFESTAR LO DE DIO AL HOMBRE:
El Cristo encarnado es la respuesta divina a la pregunta: ¿Cómo es Dios? El Dios Hombre expresa de lo infinito tanto cuanto pueda traducirse en las ideas y realidades humanas. Cristo es Dios. Por tanto, no se puso en práctica ninguna ficción cuando aquello que es completamente distinto del hombre se redujo a la comprensión de aquellos que tan grandemente necesitaban esa información y cuyas mentes se encuentran sobrenaturalmente entenebrecidas
1 Juan 1:18 "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer."
Hebreos 1:2 "en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;"
El Hijo no nos ha hablado del poder, ni de la sabiduría, ni de la gloria, sino del amor. Debe notarse también que Cristo manifestó el amor de Dios en su ministerio terrenal; pero la suprema revelación de ese amor la hizo en su muerte de cruz.
Juan 3:16
Romanos 5:8
1 Juan 3:16
1 Juan 4:10
Esta revelación de Dios a los hombres se hizo posible y tangible mediante la encarnación.
PARA QUE ÉL PUDIERA MANIFESTAR LO DEL HOMBRE A DIOS:
Cualquiera que sea la estimación en el sentido de que la raza caída está inclinada a tomar para sí las cualidades y la dignidad del primer Adán, lo cierto es que, en su humanidad, el último Adán es el ideal que satisface cabalmente al Creador, Aquel es Quien el Padre halla perfecta complacencia
Mateo 3:17
Mateo 17:5
Hay una base razonable, sobre la cual descansa el llamado a que todos los redimidos sean como Cristo
Filipenses 2:5
1 Pedro 2:21
PARA QUE ÉL PUDIERA SER MISERICORDIOSO Y FIEL SUMO SACERDOTE
Es función del sacerdote la de presentar ofrendas por el pecado. Cristo, como Sacerdote, se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios (Hebreos 9:14, comp. 1 Pedro 1:19). Él sirvió tanto de Sacrificio como de Sacerdote oferente. Esa "sangre preciosa" que Cristo derramó llegó a ser la base sobre la cual actúa Dios para poder perdonar los pecados humanos. Esa sangre vale para aquellos que están perdidos, si quieren refugiarse en su poder salvador. Es la sangre que limpia continuamente a los que son salvos, de todo pecados (1 Juan 1:7). Como Sacerdote misericordioso y fiel, el Señor de la gloria vive "siempre para interceder" por los que se acercan a Dios por medio de él (Hebreos 7:25). Debajo de todo esto está la necesidad de que la segunda Persona de la Divinidad, Quien se hizo cargo de la estupenda tarea de presentar a los hombres ante Dios, tuviera algo que ofrecer en sacrificio - un sacrificio aceptable de sangre más pura que la de cualquier hombre o cualquier bestia. Para cumplir esta finalidad, la encarnación llegó a ser una divina necesidad.
PARA QUE ÉL PUDIERA DESTRUIR LAS OBRAS DEL DIABLO
La relación que existió entre Cristo y el maligno alcanza a las esferas que están más allá de la comprensión humana. Se nos revelan algunas cosas. La mente atenta puede investigar mucho comparando el fracaso del primer Adán por causa de la tentación satánica, con la victoria del último Adán en iguales circunstancias. Pero toda tentación o prueba está dentro de la esfera humana (Santiago 1:13) y por tanto, en el caso de Cristo, presupone la encarnación. Recordemos que se dice de la muerte de Cristo: Juan 12:31 / Juan 16:11 / Colosenses 2:15. La muerte es una realidad únicamente humana. Si Cristo había de morir para someter a juicio las obras de Satanás, de ello se deduce que Él tenía que encarnarse (1 Juan 3:8)
PARA QUE ÉL PUDIERA SER LA CABEZA DE LA NUEVA CREACIÓN
La Nueva Creación es una compañía de seres humanos que se unen a Cristo, los cuales son salvos individualmente por medio de la gracia redentora, y están destinados a aparecer en gloria en conformidad con su Cabeza que es el Cristo resucitado (Romanos 8:29 / 1 Juan 3:2). Ellos están en Él mediante una relación que, en el Nuevo Testamento se compara con la que tienen los miembros del cuerpo humano con la cabeza, con la cual están unidos y de la cual dependen. Ellos tendrán cuerpos resucitados semejantes al cuerpo glorificado de Cristo después de la resurrección. Filipenses 3:20,21
PARA QUE PUDIERA SENTARSE EN EL TRONO DE DAVID
Ha de notarse el hecho de que los dos principales pasajes bíblicos que se refieren al nacimiento virginal de Cristo sólo le asignan un propósito a ese nacimiento: Isaías 9:6-7 / Lucas 1:30-33. Este propósito se tiene en mente en la resurrección de Cristo. Pedro, el día de Pentecostés, dijo en Hechos 2:29-30. Este gran propósito se tiene en mente con respecto a la segunda venida de Cristo. Mateo 25:31 / comp. Mateo 19:28 / Hechos 15:16
La gran ruta de la profecía con respecto al trono davídico comienza propiamente con el Pacto de Dios con David: 2 Samuel 7:16. David acepta este pacto soberano y reconoce que es de duración eterna. Jeremías anuncia la misma continuidad de sucesión que se le reveló a David: Jeremías 33:14-26
Se puede pues, concluir que la segunda Persona de la Divinidad se encarnó para que se cumpliera la promesa que le fuera hecha a David. Con esa finalidad, se nos dice que el trono y el reino del Encarnado son eternos, y que serán ocupados por el Mesías eterno de Israel. Ese es el testimonio de la Palabra de Dios, directo y sin complicaciones. Así que, la encarnación era necesaria para que el Rey pudiera sentarse sobre el trono de David para siempre.
PARA QUE ÉL PUDIERA SER EL PARIENTE REDENTOR
Las verdades que involucra este tema están previstas en el Antiguo Testamento, en los que propiamente se pueden denominar los símbolos del Pariente Redentor. En los símbolos del Antiguo Testamento se hallan dos líneas generales de enseñanza al respecto:
La ley gobierna al que habría de redimir (Levítico 25:25-55), y
El ejemplo del redentor (Rut). El símbolo de la redención es más sencillo; pero el cumplimiento que fue realizado por Cristo en la cruz es, en realidad complejo, aunque sigue implícitamente los mismos delineamientos que se hallan en el símbolo. Las condiciones de los símbolos son:
El redentor tiene que ser un pariente: Levítico 25:49-49 / Rut 3:12-13
El redentor tiene que ser capaz de redimir: Rut 4:4-6 / comp. Jeremías 50:34
La redención la cumple el redentor, mediante el pago de las justas demandas: Levítico 25:27
Se puede decir:
Tenía que ser un pariente: Hebreos 2:17. Esta es en realidad la razón dentro del propósito celestial, de la encarnación del eterno Hijo de Dios en la familia humana. Para que pudieran ser redimidos los esclavos del pecado, los cuales delante de Dios están perdidos, era necesario que Aquel que los iba a redimir fuera Pariente de ellos.
Tenía que ser capaz de redimir: La sangre de Dios (Hechos 20:28) se derramó en la Redención, lo cual indica en grado sumo que no valía ninguna otra clase de redención. La muerte de Cristo es la única respuesta para el estado perdido del hombre. El Pariente Redentor podía pagar el precio por ser Él el Dios Hombre, podía derramar su "sangre preciosa" que, por el hecho de la unidad de su Ser con el Padre, era en un sentido muy real la sangre de Dios.
Él mismo tenía la voluntad de redimir: Hebreos 10:5-7. El Hijo se manifestó agradado y dispuesto a cooperar con el sacrificio de Sí mismo. En realidad, la unidad dentro de la Divinidad crea una identidad de acción que se expresa bien en estas palabras: 2 Corintios 5:19.
El Pariente Redentor, Cristo, cumple el simbolismo al querer redimir.
Queda demostrado que la encarnación es de suprema importancia. Cualquiera que sea la importancia que le corresponda a la doctrina de la Deidad de Cristo, o a la doctrina de su humanidad, la doctrina de la encarnación las incluye a las dos.
Fuente:
CHAFER Lewis, Teología Sistemática, Tomo I, Publicaciones Españolas, Dousman, 1986, p. 354-355, 361-370
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